Blanco sobre blanco

No sé qué perra me ha dado pero, tras 10 años viviendo a todo color, me he pasado al minimalismo del blanco y negro. Cuando me independicé, mi primer piso compartido, era algo así como un refrito de muebles que habíamos heredado, encontrado o fabricado. A mí habitaicón le puse una colcha azul y unas cortinas verdes. Ahí es nada.  Mi primer piso (mío del todo) lo alquilé vacío y lo llené con lo más barato que encontré. Tenía sofá azul, cortinas verdes, mesa blanca, sillas verdes, cocina amarilla, nórdico naranja y lámparas rojas.

Ahora me plantifico en mi nuevo piso y sólo pienso en blanco y negro. Mi nueva cocina tiene los muebles negros (no gótico, eh, brillante, lustroso y bonito) y cortinas blancas. El sofá es blanco, el mueble del salón es negro. He puesto cortinas blancas en todas las ventanas y he fundido la tarjeta en Zara Home a base de funda nórdicas y sábanas blancas.  Mi nuevo espacio vital es blanco y no sé muy bien a qué se debe, pero seguro que tiene una explicación psicológica.
 
Dicho esto, os muestro estas moñadas que he visto en la tienda del Moma y que quiero como la trucha al trucho.

Este florero bolsa de papel, que en realidad es de cerámica, claro está, cuesta la astronómica cifra de 120 dólares. ¿Estamos locos? Por mucho que sea de Makoko Komatsu. Pero me gusta no, me encanta. Lo quiero, lo quiero, lo quieroooooooooo....

 

Ikuko Nakazawa no se la anda a la zaga con el diseño de estos platos. Son de porcelana blanca y un poco más baratos que el florero, 48 $  

Con mi escaso presupuesto, como mucho me llega para este bol de Laura Strasser and Milia Seyppel, que sólo cuesta 16 dólares y que seguro que en breve encuentro similar, copiado o imitado por Madrid.

¿Estábais al tanto de que la tienda del MoMa es así de guay? Hasta puedes filtrar por colores. Este es mi nuevo escaparate preferido.