lunes, 4 de febrero de 2013
Un paseo por Marrakech
Lo primero que aprendí de Marrakech cuando llegué, lo aprendí en el mismo aeropuerto. Es una ciudad rodeada de montaña. A solo una hora en coche del centro, te plantas en una estación de ski. Mis conocimientos de geografía africana son entre escasos y nulos. Yo me había imaginado una planicie, un secarral y no, la mitad del avión eran montañeros, alpinitas y eskiadores.
Tras ir a nuestro riad, alucinar con la habitación y que nos sirivieran nuestro primer té moruno de bienvenida, nos lanzamos a recorrer las calles de la Medina, en busca del epicentro, la Plaza Jemaa El Fna.
Mi primera impresión fue caos, motos, olores fuertes, poca luz, gente que te habla, gente que te pregunta, gatos, charcos. Las calles no tienen nombre, el mapa no describe los lugares y la recomendación de nuestro casero fue "sigue tu instinto, no dejes que te guíen. Sonríe, sigue hacia adelante".
Perdida por el zoco (lugar al que dedicaré otra entrada) ya aparecen los primeros tesoros, los rincones escondidos donde esta ciudad guarda su belleza.
Llegamos a la plaza principal, Jemaa El Fna. ¿Qué tiene? Todo y nada. Es una explanada, no hay arquitectura alguna, no hay fuentes, no hay jardines, no hay ningún monumento... no hay nada. Y sin embargo, allí acontece todo: los encantandores de serpientes, los adiestradores de monos, las mujeres pintando con hena, los vendedores ambulantes, los puestos de especias, los turistas perdidos, las motos cruzándose, las calesas de caballos...
Al caer la tarde, cuando desde las mezquitas llaman a la oración, disfrutas tomando un té en las distintas terrazas de la ciudad, descansando tras un día entero caminando... y regateando.
Durante el día, mientras el zoco levanta las persianas, tienes tiempo para un poco de turismo. ¡Cómo estuvieron los árabes para dejarse lo más bonito en Granada!
Ni la Mezquita Kutubia....
Ni las tumbas saadíes...
Ni siquiera el Palacio de la Bahía... , pueden competir con la belleza de nuestra Alhambra.
El Jardín de Majorelle, otrora casa de Yves Saint Laurent, rompe la línea de la ciudad, mostrando palmeras, bambúes, cactus... un micro clima de frescor en una ciudad ardiente.
De vuelta en la Medina, otro clásico para el turista, la Plaza de las Especias, empieza de nuevo el regateo, los olores, el caos...
Aunque también está la opción de contemplarla desde la terraza del Café des Épices. Quizá es el momento de parar a comer algo... (pero esto os lo explico en el siguiente post).
Aún quedan rincones por descubrir, siempre estás a tiempo de volver a perderte (literalmente) por las estrechas calles de zoco, viendo a los curtidores de pieles, los tintores de lana, los orfebres con sus lámparas, los sastres con sus sedas...
Cuando cae la noche, es cuando realmente despierta esta ciudad.
Tras todo el ajetreo, siempre hay una última recompensa. Al volver al riad, un último té moruno antes de ir a dormir.
Mañana el día vuelve a empezar temprano y quedan muchas cosas por descubrir...
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Mi costilla tiene pendiente una ascension al Tobkal (o algo asi), que es la montaña mas alta del Norte de Africa, creo que es un 4000 pero no me hagas mucho caso, esta en Marrakech.
ResponderEliminarEl Riad es una maravilla!!!
Me quedo loca con lo del Monte Tubqal y con mi incultura geográfica :)
EliminarEl riad es éste. Si tu costillo va, se lo recomiendo.
http://www.pachavana.com/
Jo, que bonito todo.
ResponderEliminarTambién había cosas feas :) pero, claro, no es cuestión de hacerles un feo...
EliminarBonitas fotos y genial crónica.
ResponderEliminar¡Gacias bonica!
EliminarEncantadores de serpientes, curtidores de pieles, tintores de lana... leyéndote, me parece como si hubieras hecho un viaje en el tiempo :)
ResponderEliminarLo que me gusta de esos mercados es el color de las especias.
Y tras un duro día de caminata, llegar a ese precioso riad y descansar con un delicioso té moruno en la mano... menudo premio.
Suena como un viaje en el tiempo pero, mi formación periodística, me obliga a contarte que: las pieles huelen a mil demonios, que los tintores de lanas te cobran por hacerles fotos, que había monitos adiestrados para hacerse fotos con turistas y daban mucha penita, con sus cadenas puestas...
EliminarLas fotos de las especias y sus colores salesn hoy ;P
Besos!