De tanto ir y venir, Madrid - Barcelona, Barcelona - Madrid, al final es fácil sacar una lista de las cosas que hago y que terminan convirtiéndose en costumbre. Siempre que vengo a casa de mis padres, algunas cosas se repiten como rituales...
Siempre que vengo a casa de mis padres... rebusco en mi antigua librería para rescatar alguno de los libros que no me llevé a Madrid. El 80% de mis libros siguen aquí, por dos razónes básicas: pesan mucho en la maleta y en mi casa no me caben. De vez en cuando me llevo alguno a casita aunque la mayoría de las veces, simplemente compruebo que siguen ahí. Foto aquí.
Siempre que vengo a casa de mis padres... tomamos vino, fuet, queso y jamón entre horas. Y digo entre horas, por no decir a todas horas. Somos la perfecta mezcla del pà amb tomàquet catalán y el jamón de bellota extremeño. Lo mismo ledamos a un Priorat que a un Ribera del Guadiana.
Siempre que vengo a casa de mis padres... aprovecho para darme un baño en su bañera. Curiosamente, la bañera de mi casa es más grande y además tiene hidromasaje, sin embargo tiene otro pequeño (nunca mejor dicho) defecto. Y es que mi termo de agua caliente no da para llenarla. Soy persona de ducha pero siempre he disfrutado de un buen baño. Foto aquí.
Siempre que vengo a casa de mis padres... tomamos café de puchero. Tenemos cafeteras de sobra, pero en mi casa, el café gusta fuerte y se toma solo y de puchero (como en el viejo oeste, jaja). Cuando era más pipiola pensaba que todos los cafés de las casas de otros padres eran así y la primera vez que puse una cafetera estuve muy a punto de liarla parda (ups!).
Siempre que vengo a casa... mi madre hace su pizza casera. Yo me quejo de que la echo en falta y ella jura y perjura que sólo la hace cuando vengo yo, pero en realidad, creo que la hace más a menudo. Hace la masa, por cierto, cuadrada y cada uno rellena un trozo con lo que se le antoja. Así somos aquí.
Siempre que vengo a casa... discuto con mi padre. Calculo que nos peleamos y nos despeleamos unas tres veces al día. Te ajunto, ya no te ajunto y así sucesivamente. Yo digo que él es cabezota, él dice que yo soy cabezota. Los demás dicen que nos parecemos en el carácter y somos iguales y eso es lo peor que nos pueden decir a alguno de los dos.
¡Que bonito lo de la pizza hecha por todos! Simpre es bueno volver a casa, pasalo bien! y disfruta de esa bañera! Feliz Navidad!.
ResponderEliminarPD: Santa sigue en su sillon jajajajajaja
Victoria, en Nochebuena me conectaré expresamente a la casa de Santa a ver si sigue ahí :) Me encanta cuando no tiene nada que hacer y se mira los pies.
ResponderEliminarsiiiii, y los mueve de un lado a otro!!!!!!jajaja Es totaaaal!
ResponderEliminarPues si con lo que estás contando.... ¡¡ a mí también me apetece ir a tu casa!! ja, ja.
ResponderEliminarMe conformaré con el fuet que tengo en la nevera y con mi cuña de queso ;)