jueves, 22 de diciembre de 2011

Siempre que vengo a casa...

De tanto ir y venir, Madrid - Barcelona, Barcelona - Madrid, al final es fácil sacar una lista de las cosas que hago y  que terminan convirtiéndose en costumbre. Siempre que vengo a casa de mis padres, algunas cosas se repiten como rituales...



Siempre que vengo a casa de mis padres... rebusco en mi antigua librería para rescatar alguno de los libros que no me llevé a Madrid.  El 80% de mis libros siguen aquí, por dos razónes básicas:  pesan mucho en la maleta y en mi casa no me caben.  De vez en cuando me llevo alguno a casita aunque la mayoría de las veces, simplemente compruebo que siguen ahí.  Foto aquí.



Siempre que vengo a casa de mis padres... tomamos vino, fuet, queso y jamón entre horas. Y digo entre horas, por no decir a todas horas. Somos la perfecta mezcla del pà amb tomàquet catalán y el jamón de bellota extremeño.  Lo mismo ledamos a un Priorat que a un Ribera del Guadiana.


Siempre que vengo a casa de mis padres... aprovecho para darme un baño en su bañera. Curiosamente, la bañera de mi casa es más grande y además tiene hidromasaje, sin embargo tiene otro pequeño (nunca mejor dicho) defecto. Y es que mi termo de agua caliente no da para llenarla.  Soy persona de ducha pero siempre he disfrutado de un buen baño.  Foto aquí.


Siempre que vengo a casa de mis padres... tomamos café de puchero. Tenemos cafeteras de sobra, pero en mi casa, el café gusta fuerte y se toma solo y de puchero (como en el viejo oeste, jaja). Cuando era más pipiola pensaba que todos los cafés de las casas de otros padres eran así y la primera vez que puse una cafetera estuve muy a punto de liarla parda (ups!).


Siempre que vengo a casa... mi madre hace su pizza casera. Yo me quejo de que la echo en falta y ella jura y perjura que sólo la hace cuando vengo yo, pero en realidad, creo que la hace más a menudo.  Hace la masa, por cierto, cuadrada y cada uno rellena un trozo con lo que se le antoja. Así somos aquí.


Siempre que vengo a casa... discuto con mi padre. Calculo que nos peleamos y nos despeleamos unas tres veces al día. Te ajunto, ya no te ajunto y así sucesivamente. Yo digo que él es cabezota, él dice que yo soy cabezota. Los demás dicen que nos parecemos en el carácter y somos iguales y eso es lo peor que nos pueden decir a alguno de los dos. 

4 comentarios:

  1. ¡Que bonito lo de la pizza hecha por todos! Simpre es bueno volver a casa, pasalo bien! y disfruta de esa bañera! Feliz Navidad!.

    PD: Santa sigue en su sillon jajajajajaja

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  2. Victoria, en Nochebuena me conectaré expresamente a la casa de Santa a ver si sigue ahí :) Me encanta cuando no tiene nada que hacer y se mira los pies.

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  3. siiiii, y los mueve de un lado a otro!!!!!!jajaja Es totaaaal!

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  4. Pues si con lo que estás contando.... ¡¡ a mí también me apetece ir a tu casa!! ja, ja.

    Me conformaré con el fuet que tengo en la nevera y con mi cuña de queso ;)

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Vuela a la luna